
“Tengo el corazón roto en las manos”
19 noviembre, 2020Solo dos semanas después de que el huracán Eta haya azotado varios países de Centro América, dejando miles de personas sin hogar, la región vuelve a estar en el ojo del huracán Iota. Nuestras socias en Nicaragua y Honduras están haciendo un gran esfuerzo para responder a las necesidades urgentes de las personas más vulnerables.
-No hemos podido descansar. Apenas estábamos empezando a mapear la destrucción del huracán Eta cuando nos volvió a golpear con toda su fuerza. Tengo mi corazón roto en las manos, dice Lottie Cunningham Wren.
Lottie Cunningham Wren es una de las fundadoras de nuestra organización socia CEJUDHCAN que trabaja por los derechos de los pueblos indígenas en la Costa Caribe de Nicaragua. Ella cuenta que varios integrantes de la organización han sufrido daños de sus casas, pero enfatiza que la afectación no solamente es material, sino que le preocupa el bienestar psicológico de la población, después de haber vivido tantas crisis en muy poco tiempo.
Es muy duro, hay mucha afectación psicológica. La gente ya no habla y muchos tienen la mirada apagada.
Lottie Cunningham Wren
Cosechas perdidas
-Hay mucho miedo y desolación. Somos un país que depende de la agricultura y en este momento estamos en época de cosecha. Se estima que hay destrucción de hasta el 60% de la producción. Nos preocupan mucho los efectos tanto a corto como a largo plazo, comenta Francis Araica, directora de Diakonia en Nicaragua.
Todavía no se ha podido realizar un diagnóstico total sobre los daños causados, pero se sabe que las consecuencias son devastadoras.
En la región de la Costa Caribe de Nicaragua, el huracán Eta destruyó gran parte de la infraestructura y las posibilidades de comunicación siguen limitadas después de Iota por daños al suministro de energía eléctrica, sistemas de comunicación y a la infraestructura vial.
Hay pocos lugares no afectados dónde evacuar a las personas y se ha tenido que reubicar a los pacientes del hospital de Bilwi por los graves daños del edificio. Se estima que el contagio del coronavirus, como de otras enfermedades endémicas de la región, como la malaria y el dengue pueden aumentar debido a la crisis sanitaria existente y profundizada por la contaminación de pozos, debido a las inundaciones.
Las personas vulnerables son las más afectadas
-Las comunidades indígenas con quienes trabajamos desde antes vivían una situación muy difícil por el desplazamiento forzado y la falta de territorios. Después de Eta, el territorio está totalmente inundado. Muchos han perdido sus animales y sus parcelas están destruidas. La seguridad alimentaria de las comunidades está en alto riesgo, dice Lottie.
Nuestras socias en Nicaragua y Honduras están haciendo un gran esfuerzo para responder a las necesidades urgentes de las personas más vulnerables, entregando agua limpia, comida, ropa y artículos de higiene.
-Hemos tenido que ajustar nuestro trabajo rápidamente. Gracias al hecho que nuestras organizaciones socias tienen experiencia en el trabajo en situaciones de crisis, hemos podido identificar las necesidades del trabajo humanitario para responder a las necesidades de la población, dice Julle Bergenholtz-Foglander, asesor de trabajo humanitario en Diakonia.