De la Atención a la Liberación

"Ana, María o Daniela” o cual fuera su identidad real, dice, “sin importar cuales creamos sean nuestras diferencias, todas las mujeres tenemos algo en común: la violencia, por motivos de seguridad obviaré mi nombre, pero contaré la historia de muchas y puedo hacerlo gracias a múltiples esfuerzos, entre ellos, el apoyo brindado por Visitación Padilla”, así comienza el testimonio de “Ana”, una mujer joven de 31 años.

Esta historia comienza en el 2019, cuando sufrió distintos tipos de violencias, entre ellas psicológica y patrimonial durante su embarazo y parto, así como la negación de derechos fundamentales a su hija como ser la atención médica. También fue víctima de violencia vicaria por medio de amenazas y a pesar de interponer denuncia a las autoridades correspondientes, la violencia institucional se hizo presente. Hoy ya son 3 años de continuar con este proceso judicial, donde todavía está en disputa la custodia y patria y potestad de su hija.

Desde entonces ha luchado por protegerla de todo tipo de violencia, dándole una infancia feliz, amorosa, segura y haciéndola sentir amada. Fuerza, valentía y coraje son palabras que han caracterizado a “Ana”, para enfrentar esta situación, con el apoyo de diversos actores.

Visitación Padilla recibió y atendió este caso, recibiendo a una mujer temerosa, ansiosa, confundida, paralizada, enojada y que se sentía débil.

“Me sentí atendida, escuchada y me dieron la oportunidad de participar en los diferentes talleres de sanación y feminismo. Nunca me imaginé que al participar en estos talleres esto iba a marcar un antes y un después en mi vida. A través de los talleres de sanación me di cuenta que yo era una mujer muy fuerte e inteligente, todo esto ha permitido que yo desarrolle mi inteligencia emocional lo que ha servido muchísimo para mi vida personal, mi rol como madre y los procesos judiciales”

Así como Ana, han existido muchos casos donde la atención integral a las violencias, sumado a procesos de sanación emocional se ha traducido en liberación, fortalecimiento de la resiliencia y empoderamiento.

Durante los procesos de formación de Visitación Padilla, las mujeres jóvenes tienen la posibilidad de convivir con otras que han sufrido diferentes manifestaciones de violencias, creando círculos de confianza entre mujeres, como bien menciona Ana:

En los talleres de feminismo interseccional aprendí acerca de las diferentes violencias que sufrimos las mujeres y eso me ha permitido romper con el ciclo de la violencia. Además conocí acerca de las dinámicas del poder y como las mujeres juntas podemos utilizarlo para generar cambios, para transformar.

Me inspiré tanto que empecé a hacer activismo en las redes sociales en contra de la violencia vicaria como medio para crear consciencia acerca de esta problemática para luego exigir reformas al estado que ayude a proteger a las madres víctimas y sus hijos. Cada taller puedo observar la diferencia en cada una de las compañeras, puedo ver que cuentan sus historias con más tranquilidad, aceptación y paz. Eso es lo que hace Visitación Padilla, transformar nuestras vidas.

Transformar el dolor en liberación, paz y estabilidad emocional, es el resultado de la experiencia de Visitación Padilla en la atención de las Violencias contra las Mujeres. Pero tan solo el hecho de contemplar cómo una sobreviviente de violencia vicaria, se ha motivado a realizar activismo digital para incidir y visibilizar este tipo de violencia en concreto, no tiene precio. Vale cada esfuerzo del equipo de Visitación Padilla, como de la Cooperación Internacional (Diakonia, CARE, AVON) para que casos como este sean una realidad palpable.