En memoria de Don Jaime Peña

Yo conocí a Don Jaime Peña a finales de 2001 cuando comencé a visitar Magdalena Medio por mi cargo de oficial de programa de Diakonia.

Me impresionaba de él la fidelidad con la que participaba todos los jueves en las reuniones del Espacio de trabajadores y trabajadoras de derechos humanos de Magdalena Medio, y cómo insistía siempre en la necesidad de no olvidar, de recordar lo que había pasado el 16 de mayo de 1998 cuando un grupo de paramilitares asesinó a siete personas en el barrio el campin y se llevaron y desaparecieron a 25 personas más, entre ellas su hijo, Jaime Yesid Peña.

Yo creo que Don Jaime se volvió un defensor de Derechos Humanos porque el dolor y la vida lo llevaron a esa situación de buscar a su hijo y entender que buscaba no solo a su hijo sino a todas las personas desaparecidas, y que su vida lo ponía en contra de todas las formas de violencia que sufría la región de Magdalena Medio y Barrancabermeja en particular.

Creo que Don Jaime llevaba el dolor muy dentro de su corazón, y todos estos años desde que ocurrió la masacre y la desaparición de las personas en el barrio el Campin, Don Jaime llevaba los ojos puestos en el futuro, pero con una herida en su corazón muy profunda que seguramente la llevaba también todo su núcleo familiar.

Que descanse en paz Don Jaime, sabiendo que hizo todo lo que estaba en sus manos para honrar la vida de su hijo y de todas las personas que sufrieron semejante atrocidad, que su recuerdo quede con nosotros y que usted sepa Don Jaime, porque seguramente nos oye, que admiramos su entereza, su valor, haber vivido con honor esta situación tan dolorosa, con tanta solidaridad y fraternidad. Que siempre lo recuerden a usted en Barrancabermeja como una persona que sembró vida y fue una bendición para todos.

Un abrazo Don Jaime, donde sea que este en este momento.

Escrito por: César Grajales, Director nacional de Diakonia en Colombia.